En
su libro Los Grandes Finales, Tony
Piña Cámpora escribió lo siguiente: “Las cuatro temporadas que se habían
efectuado en el verano fueron un éxito y concluyeron felizmente a pesar de los
acostumbrados berrinches de los directivos de clubes y las amenazas de retiro”.
Desde
su año de origen, la Lidom se vio afectada por conflictos. Osvaldo Virgil,
primer dominicano en debutar en Grandes Ligas, fue firmado por Águilas Cibaeñas
en el verano de 1955, su primer contrato con equipo alguno de la Lidom. Sin
embargo, luego ese pacto fue anulado por la Lidom.
“El
Orégano”, como apodaban a Virgil, se encontraba en el equipo doble-A de los Gigantes
de New York (hoy de San Francisco) y mi padre, quien era presidente de las
Águilas, viajó a Dallas (Texas) para firmarlo. Posterior a eso, los Gigantes
iniciaron un acuerdo de trabajo con los Leones del Escogido y Virgil fue
obligado a jugar con el equipo capitaleño, según sus confesiones (ese es un
tema pendiente).
Al
nacer la Lidom, Licey formalizó convenios con Cardenales y Yankees; Escogido
con Dodgers de Brooklyn (hoy de Los Ángeles), además de Gigantes; Águilas con
Piratas de Pittsburgh y Estrellas con Bravos de Milwaukee (hoy de Atlanta).
Pasaron
los años, los peloteros dominicanos abriéndose puertas en el béisbol
norteamericano, y grandes talentos extranjeros, futuras estrellas de las
Grandes Ligas, se exhibían en los campeonatos de la Lidom.
En
1983 se produjo la imposición mediante ley de los equipos Azucareros del Este y
Caimanes del Sur (desaparecido), dando inicio a un período de inestabilidad que
condujo a la Lidom a jugar ocho campeonatos con cinco equipos entre 1986 y
1995, hasta que nacieron los Gigantes del Nordeste (hoy del Cibao) en 1996.
Ya
a principios de la década de 1990 había llegado a la presidencia de la Lidom el
doctor Leonardo Matos Berrido, muy conocido en el mundo de la política, no del
deporte.
Sin
embargo, hombre inteligente, sagaz, emprendedor y gran negociador, el doctor
Matos le dio una nueva vida positiva a la Lidom, convirtiéndola en una
institución autónoma, dejando atrás su dependencia de los gobiernos, además de
proveerle un auténtico valor de empresa privada, a pesar de que se ha quedado
rezagada en asuntos de operaciones de béisbol y relaciones públicas, así como
algunos aspectos relacionados al funcionamiento de la entidad.
Entrando
el nuevo milenio, las ligas otoño-invernales de la Confederación del Caribe,
organismo del que forma parte la Lidom, empezaban a sufrir cambios producto de
nuevas políticas aplicadas por MLB, las cuales han ido llevando a los jugadores
nativos de esas ligas otoño-invernales a alejarse cada día más de sus
campeonatos.
En
el caso de la Lidom, entiendo que hoy día podría estar dándose una situación
inversa a la de 1955, cuando la pelota veraniega se convirtió en otoño-invernal
para disfrutar del talento en desarrollo en MLB.
Por
estos predios, cada día juega menos el pelotero de Grandes Ligas, mientras que
el de las menores lo hace con muchas restricciones, por lo que parece imponerse
que la Lidom propicie una liga de verano en la que tengan cabida jugadores que
ya no la tienen en el sistema de MLB.
¿Se
han dado cuenta de eso los dueños de equipos de la Lidom? Con una historia que
le ha permitido consolidarse como una de las instituciones más sólidas y de
mayor prestigio en la República Dominicana, humildemente me parece que vale la
pena reflexionen sobre esto.
No hay comentarios:
Publicar un comentario