viernes, 22 de mayo de 2015

60 Aniversario de la Lidom (2 de 2)

Por Luichy Sánchez Peralta

En su libro Los Grandes Finales, Tony Piña Cámpora escribió lo siguiente: “Las cuatro temporadas que se habían efectuado en el verano fueron un éxito y concluyeron felizmente a pesar de los acostumbrados berrinches de los directivos de clubes y las amenazas de retiro”.

Desde su año de origen, la Lidom se vio afectada por conflictos. Osvaldo Virgil, primer dominicano en debutar en Grandes Ligas, fue firmado por Águilas Cibaeñas en el verano de 1955, su primer contrato con equipo alguno de la Lidom. Sin embargo, luego ese pacto fue anulado por la Lidom.

“El Orégano”, como apodaban a Virgil, se encontraba en el equipo doble-A de los Gigantes de New York (hoy de San Francisco) y mi padre, quien era presidente de las Águilas, viajó a Dallas (Texas) para firmarlo. Posterior a eso, los Gigantes iniciaron un acuerdo de trabajo con los Leones del Escogido y Virgil fue obligado a jugar con el equipo capitaleño, según sus confesiones (ese es un tema pendiente).

Al nacer la Lidom, Licey formalizó convenios con Cardenales y Yankees; Escogido con Dodgers de Brooklyn (hoy de Los Ángeles), además de Gigantes; Águilas con Piratas de Pittsburgh y Estrellas con Bravos de Milwaukee (hoy de Atlanta).

Pasaron los años, los peloteros dominicanos abriéndose puertas en el béisbol norteamericano, y grandes talentos extranjeros, futuras estrellas de las Grandes Ligas, se exhibían en los campeonatos de la Lidom.

En 1983 se produjo la imposición mediante ley de los equipos Azucareros del Este y Caimanes del Sur (desaparecido), dando inicio a un período de inestabilidad que condujo a la Lidom a jugar ocho campeonatos con cinco equipos entre 1986 y 1995, hasta que nacieron los Gigantes del Nordeste (hoy del Cibao) en 1996.

Ya a principios de la década de 1990 había llegado a la presidencia de la Lidom el doctor Leonardo Matos Berrido, muy conocido en el mundo de la política, no del deporte.

Sin embargo, hombre inteligente, sagaz, emprendedor y gran negociador, el doctor Matos le dio una nueva vida positiva a la Lidom, convirtiéndola en una institución autónoma, dejando atrás su dependencia de los gobiernos, además de proveerle un auténtico valor de empresa privada, a pesar de que se ha quedado rezagada en asuntos de operaciones de béisbol y relaciones públicas, así como algunos aspectos relacionados al funcionamiento de la entidad.

Entrando el nuevo milenio, las ligas otoño-invernales de la Confederación del Caribe, organismo del que forma parte la Lidom, empezaban a sufrir cambios producto de nuevas políticas aplicadas por MLB, las cuales han ido llevando a los jugadores nativos de esas ligas otoño-invernales a alejarse cada día más de sus campeonatos.

En el caso de la Lidom, entiendo que hoy día podría estar dándose una situación inversa a la de 1955, cuando la pelota veraniega se convirtió en otoño-invernal para disfrutar del talento en desarrollo en MLB.

Por estos predios, cada día juega menos el pelotero de Grandes Ligas, mientras que el de las menores lo hace con muchas restricciones, por lo que parece imponerse que la Lidom propicie una liga de verano en la que tengan cabida jugadores que ya no la tienen en el sistema de MLB.


¿Se han dado cuenta de eso los dueños de equipos de la Lidom? Con una historia que le ha permitido consolidarse como una de las instituciones más sólidas y de mayor prestigio en la República Dominicana, humildemente me parece que vale la pena reflexionen sobre esto.


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