Por Luis Rafael Sánchez Peralta (Luichy)
[Especial para LISTÍN DIARIO]
Modificar la interpretación la veo razonable, lógica y justa, pero no en el momento y la forma que ocurrió.
Una gran parte del contenido del actual reglamento anual de la Lidom ha sido el mismo durante muchos años, hasta por décadas. Hay cosas que han tenido modificaciones en su redacción, pero manteniendo su esencia. Una de ellas es el asunto de los empates en el standing, en los que siempre ha primado las series particulares, cuando no implique definir clasificación, ya que en este caso hay que efectuar juego (s) de desempate (nada nuevo).
El pasado miércoles, último día de la serie regular, el presidente de la Lidom, licenciado Vitelio Mejía Ortiz, emitió una resolución ante la posibilidad de un cuádruple empate que podría darse en esa fecha. Obviaré referirme con mayor amplitud al momento y la forma en que esto aconteció, así como a las ambigüedades históricas de este reglamento (razón de espacio).
El cuádruple empate no se dio, pero por coherencia y el conocido “efecto dominó”, el contenido de esa resolución terminó aplicándose al triple empate que finalmente ocurrió por tercera ocasión en la historia de la entidad (las 3 en los últimos 15 campeonatos), modificando la interpretación del mismo reglamento que tiene décadas de existencia, al menos en el caso de los empates.
La aplicación de la primacía de series particulares siempre ha existido (reitero, cuando no implique definir clasificación), pero antes del 2020 la Lidom, en su interpretación, exigía que para no caer en la segunda opción (el denominado “General Run Average”), alguno de los equipos tenía que ganarles la serie particular a todos sus oponentes.
Sin embargo, lo decidido el miércoles por Mejía expresa “se aplicaría la fórmula de determinar los lugares de la clasificación por el dominio de los equipos por el mayor número de series particulares ganadas”. ¡Uff! ¡Cuántas veces alegué en el pasado que algo parecido a eso se escribiera en el reglamento!, pero no fue así.
Entonces, ahora ocurre que esa interpretación del miércoles terminó resolviendo el triple empate de manera diferente a la del campeonato 2006-07, cuando un solo equipo (Águilas) ganó una serie particular a sus dos oponentes (Gigantes y Licey), pero quedó en segundo lugar porque hubo otro que tuvo el mejor “General Run Average” (Gigantes). Reitero, el contenido del reglamento era el mismo, dando prioridad a las series particulares.
Resulta que, si en el 2006 se hubiese aplicado la interpretación del 2020, el ganador de la serie regular debió ser las Águilas, pero ya eso no se puede cambiar. Total, las Águilas ganaron ese campeonato, pero les correspondió seleccionar penúltimo en el sorteo de novatos del 2007, cuando debió ser último.
Se desprende de lo anterior que en su resolución la Lidom debió incluir “visto los antecedentes en la liga….”, pero parece que por la rapidez y premura que todo ocurrió, no se percataron.
Lo curioso de esto es que lo del miércoles sucedió por lo del “mini play-off”, porque un equipo afectado hizo el reclamo ese mismo día. Es decir, si no se hubiera implementado la inclusión de esa pequeña serie y se hubiese dado el cuádruple empate, el cruce de las dos semifinales habría sido Gigantes-Águilas y Toros-Estrellas.
Finalmente, me parece que a
partir del 2021 la Lidom está obligada a que su reglamento sea más explícito,
como he opinado en el pasado, para que en el futuro otro presidente no revierta
la interpretación.
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