(Este
Artículo Fue Originalmente Publicado el Martes 10 de Mayo del 2016)
Por Luís Rafael
Sánchez Peralta (Luichy)
Santiago de los Caballeros, Rep. Dom.- De entrada, lo primero es
reiterar, como lo he hecho en múltiples ocasiones, que nunca he simpatizado por
ningún partido político, mucho menos pertenecido a alguno.
En la medida que se acerca el domingo (15 de Mayo) aumenta el
nivel de ansiedad de los que están esperando sus prebendas, que son casi todos
los que están metidos en campaña, de todos los partidos. Claro, con las casi
imperceptibles excepciones.
Los que tuvimos la oportunidad de vivir la tiranía balaguerista,
ahora sentimos que en República Dominicana hemos retrocedido por lo menos 40
años, porque estamos viviendo la tiranía peledeista (neobalaguerismo que
suplantó al boschismo), esta última con la ventaja de haber aprendido mejor el
“arte” de combinar la verdad con la manipulación, la grandilocuencia y la
extravagancia.
Alumnos aventajados de Joaquín Balaguer, quien ahora ha
resultado ser un “niño de teta” ante los peledeistas, quienes son unos genios
de la explicación y la justificación.
Personalmente no me sorprende, porque a finales de los años
70 fui uno de numerosos jóvenes que el PLD trató de conquistar teniendo como
una de sus enseñanzas el manejo confuso y altisonante del lenguaje. Muchos
ingresaron, pero ese no era mi hábitat.
Fue con precisión y sabiduría que un reconocido comunicador
de Santiago se preguntó a mediados de los años 80 (hace unos 30 años) si ese
partido estaba integrado por suizos, cuando los “líderes” del PLD se
vanagloriaban diciendo que el país se dividía en “corruptos y peledeistas”.
A finales de los años 70 y principios de los 80 formé parte
de diversas entidades deportivas, culturales, de debates políticos y de
servicios sociales y religiosos.
Igual que en aquellos años, anteriores y todos los
posteriores, hoy día los que están en el poder lo han conseguido aprovechándose
de la ignorancia del pueblo dominicano, con el supremo interés de que se
mantenga ignorante, para así poder ejecutar con muy pocos problemas sus
perversas intenciones. También con las casi imperceptibles excepciones.
La indecencia y el irrespeto que derrochamos diariamente los
dominicanos en las calles de nuestras ciudades son incentivadas por nuestros
gobernantes, quienes dan el mal ejemplo recurriendo al “jefismo” (indisciplina)
y no tienen interés de que eso cambie. Es necesario el desorden. Debido a esto,
y otras cosas más, fue que un reputado empresario dominicano dijo “más
preocupante que la cantidad de corruptos existentes en República Dominicana son
los que aspiran a ser corruptos”.
Dicho en términos beisboleros, el problema no sólo son los
que están al bate pegados de la ubre del Estado, sino también los que están en
el círculo de espera para pegarse de esas tetas. La moral y la ética no existen
en nuestro país.
Empezando por los Presidentes de la República (obviamente,
incluyendo al actual), ¿cómo pretendemos educar sin disciplina, sin respeto,
sin autoridad? Eso es imposible. Se trata de la cabeza del país propiciando la
mentira, el irrespeto, el engaño, el transfuguismo y otros males más.
Espanta saber cómo el Congreso Nacional y las alcaldías se han
llenado de borregos de dos patas y cómo el peledeismo maneja la mayoría de los
medios de comunicación más influyentes de República Dominicana, creando una
maquinaria de periodistas vendidos, vocingleros e impostores del periodismo… y
parece que eso le importa a pocos.
El asunto es más complicado si vemos que la mayoría de los
dominicanos no está en capacidad de entender (nunca lo ha estado) que PRD, PLD,
PRSC y PRM son la misma mezcla de “maco y cacata”, representan el mismo statu
quo, por lo que, una vez más, lo que nos espera no es nada halagador.
El “borrón y cuenta nueva” de 1978 y el “pacto diabólico” de
1996 sólo son muestras de la protección confabulada de ese statu quo.
Recuerdo como ahora cuando para 1996 decidí no salir a votar
en primera vuelta, pero el abominable pacto PLD-PRSC de segunda vuelta, buscando
una eliminación racista contra el inmenso prohombre de la política
hispanoamericana José Francisco Peña Gómez, me animó a votar por este último.
¿Le sorprende a alguien la perversidad de Leonel Fernández y su partido en sus
gobiernos? Por lo menos a mí no.
¡Oh cosas del destino y nuestra politiquería!, las caravanas
peledeístas de la actual campaña están repletas de jeepetas con retratos de
Danilo y Peña Gómez… “vota blanco por Danilo”, eslogan que da asco y ganas de
vomitar… y lo grande de esto es que la viuda de Peña Gómez es parte de eso. Así
anda esta selva llamada “país”.
Para esta ocasión, lo del próximo domingo, se está viendo con
beneplácito que la Junta Central Electoral ha estado repitiendo que “el país
conocerá esa misma noche” todos los resultados. Ojalá todo salga bien para que
ocurra así, pero me parece que esa insistencia debe verse con gran
preocupación.
Desde que yo estaba en la escuela primaria (finales de los
años 60) empecé a escuchar de mis profesores que “en matemáticas debe primar la
exactitud, no la prontitud”, por lo que llama a suspicacia ese interés de
prontitud en los resultados del próximo domingo, los cuales serán los más
variados en la historia de nuestras elecciones.
Si los días 15 y 16 de mayo (domingo y lunes) transcurren sin
problema alguno sería magnífico, pero todos sabemos que eso no es lo usual.
De cualquier modo, esos días pasarán, la vida seguirá junto
con nuestra chercha cotidiana, la próxima semana empezará la campaña del 2020 y
ese año volveremos a lo mismo.
Oportuno es recordar la frase “los pueblos que olvidan su
historia están condenados a repetirla”, la cual se le atribuye a Nicolás
Avellaneda (Presidente de Argentina 1874-1880) haberla tomado del filósofo
romano Marco Tulio Cicerón.
¡Qué Felicidad!