miércoles, 28 de junio de 2017

Centenario Natalicio Juan Sánchez Correa

Publicado Especialmente Para
LISTÍN DIARIO de Fecha
Viernes 16 de Junio del 2017

Por Luís Rafael Sánchez Peralta (Luichy)


El próximo 24 es día de San Juan Bautista.

Esta vez lo celebraré de manera muy especial, ya que será el centenario del natalicio de mi padre: Juan Bautista Sánchez Correa, nacido el 24 de junio de 1917 en Santiago de los Caballeros (falleció el 24 de Octubre del 2003).

Hombre de brillante vida polifacética: exquisito músico del violín y el piano; destacado ingeniero-arquitecto y munícipe pulcro; egregio ejecutivo de béisbol.

Es en este último aspecto donde centraré esta publicación, por la trascendencia de sus logros como constructor de las bases del equipo de béisbol Águilas Cibaeñas en su relación con las Grandes Ligas.

Y es aquí donde paso a compartir con ustedes la carta que le dedico en esta celebración centenaria:

Inolvidable Viejo:

Por razón de espacio, no podré escribirte lo extenso que hubiese deseado.

Recordarás cuando aquella noche del sábado 23 de abril de 1955, apenas nueve meses después de casarte con mami, te eligieron por primera vez presidente de las Águilas Cibaeñas, en reunión efectuada en el entonces ilustre Ayuntamiento de Santiago, lo que te permitió hacer realidad tu sueño de ser parte del nacimiento de nuestra pelota otoño-invernal y co-fundador de la Lidom.

Maniobrando entre dificultades inherentes a los influyentes y determinantes intereses de la época, a los que nada ni nadie escapaba en el país, así como el desinterés y la apatía de la gente de poder económico en Santiago, la que no creía en el nuevo proyecto de Águilas Cibaeñas y la Lidom, fuiste el visionario que te echaste encima el otrora equipo mamey, contra vientos y marea, sin dinero, recibiendo insultos y humillaciones.

Buscabas el desarrollo del pelotero dominicano, que llegara a las Grandes Ligas como lo habían hecho cubanos, puertorriqueños, mexicanos, venezolanos, panameños. Puedes ser considerado uno de los padres del pelotero dominicano.

Entre 1957 y 1958 ejecutaste la construcción del Estadio Cibao (originalmente “Leonidas Rhadamés” -si, con la “h” después de la “r”, en este caso está correcto-). Entre 1973 y 1974 realizaste su ampliación y remodelación.

¡Qué siembras tan fructíferas viejo!… ¡Inimaginables en aquellos tiempos!... ¡El esfuerzo valió la pena!… ¡Tus Águilas Cibaeñas llegaron a convertirse en la marca deportiva #1 de República Dominicana!

La mezcla de tu comportamiento ciudadano, tu probidad y tu trayectoria deportiva, entre otras virtudes, te llevaron a la exaltación como Inmortal del Deporte Dominicano.

Recordarás también cuando el 18 de agosto de 1977 me diste entrada oficial al periodismo deportivo, al permitir  mi ingreso como comentarista en tu programa radial, en el que hasta ese día participaba sólo como oyente. En dos meses se cumplirán 40 años. ¡Cómo pasa el tiempo!

Viejo, las cosas han cambiado demasiado y penosamente no ha sido para bien. Ya tus protegidos y adorados peloteros dominicanos no participan en la Lidom como siempre lo deseaste. La pasión por entregarse a la fanaticada dominicana ha desaparecido.

Aquellos ejecutivos del béisbol dominicano con sello de “sportsmanship” (de alto espíritu y sentimiento primordialmente deportivo) que tanto mencionabas en tu programa radial, con los que mostrabas satisfacción de compartir y ser sus compañeros en la Lidom, ya no existen.

Como en todo, aparecen escasas excepciones.

Así como hoy es más fácil para un jugador llegar a las Grandes Ligas, también es más fácil, cada día más fácil, además de ligero, abrirse paso en el entorno ejecutivo del béisbol dominicano, adquiriendo nombradía vacía y de cartón. Han estado surgiendo “genios” modernos.

Es el producto de nuestra sociedad de hoy. Los intereses particulares están por encima de los intereses colectivos e institucionales. Se ansía el protagonismo. Estamos en tiempos de “transparencia” (palabra bonita) pregonada, pero ocultada. Hipocresía pura.

Al recordar el centenario de tu natalicio, conmigo puedes estar satisfecho y tranquilo, en tus Águilas he cumplido al máximo nivel, como lo deseabas. Aunque ya no es lo mismo.

De tus enseñanzas nunca olvido que, sin importar los cambios naturales que da la vida, en una sociedad realmente limpia, la moral y la ética siempre deben ser las mismas. No hay término medio ni acomodamiento.

Que lo último que debe perder un ser humano es su dignidad; mejor pasar hambre antes que perderla. Me enseñaste a vivir en quietud y pureza, predicando siempre con el ejemplo.

Pero descuida viejo, un día no muy lejano nos encontraremos en la eternidad (Gardel y su “Volver” dicen que “20 años no es nada”) y ahí volveré a escuchar tu celestial manera de tocar el piano, lejos de la contaminación actual. Abrazo.

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